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Otoño. El sistema inmune y la nutrición

El sistema inmune es uno de los más complejos y fascinantes del cuerpo humano. Está compuesto por órganos y conductos linfáticos, células blancas, células especializadas que residen en diversos tejidos y factores especializados del suero.


Su primera función es la de proteger al cuerpo contra las infecciones (sobre todo bacterianas y víricas) y del desarrollo del cáncer.

Generalmente se considera que la mala alimentación es la causa más frecuente de inmunodeficiencia en el mundo por desnutrición, deficiencias de nutrientes y/o sobre-alimentación.


Factores generales en la dieta


Vitaminas, Minerales y Proteínas: su consumo adecuado es importante para una función inmune apropiada.

La ingestión de azúcar (al igual que el alcohol) en forma de glucosa, fructosa, miel y zumos de naranja reduce significativamente la capacidad de los neutrófilos para engullir y destruir las bacterias y deprime la actividad linfocitaria. Además existe una competencia entre el azúcar y la vitamina C porque ambas necesitan insulina para el transporte a través de la membrana dentro de muchos tejidos. Durante una infección, el consumo de azúcar simple es algo nocivo, incluido el de los zumos de frutas naturales. Se debería hasta fomentar el ayuno durante las primeras 36 a 60 horas en caso de una infección aguda pero nunca durante un periodo excesivo.

Los lípidos como niveles altos de colesterol y de triglicéridos inhiben diversas funciones inmunes. La L-carnitina y factores lipotrópicos neutralizan esta inmunosupresión por su función de arrastrar y eliminar las grasas de la sangre.


Nutrientes del sistema inmune


Vitaminas del grupo B:

El déficit de piridoxina B6 produce una disminución de linfocitos T y B y de anticuerpos.

El déficit de ácido pantoténico B5 causa inhibición de los anticuerpos y de las inmunoglobulinas.

El déficit de folatos afecta la producción de leucocitos y linfocitos.

La riboflavina B2 y la cobalamina B12 son necesarias por su función de inmunorreguladora.

Fuentes: levadura de cerveza, cereales integrales, quesos, legumbres, verduras, frutas, algas…


La vitamina C, en dosis óptima según la enfermedad, influye en la producción de Ig M (inmunoglobulinas), anticuerpo de primera línea frente a las bacterias. Aumenta la producción de interferón contra los virus y cánceres, y de neutrófilos favoreciendo la fagocitosis. Fuentes: vegetales rojos, verdes, frutas cítricas, kiwi…

La vitamina A y beta-caroteno evita el efecto inmunosupresor de los corticoides y del estrés quirúrgico. Fuentes: carnes, pescados, lácteos, cereales integrales, frutas y verduras de color anaranjado…

El papel del timo es crucial en la inmunidad, puesto que produce los linfocitosT. Su mejor nutriente es el zinc previniendo la aparición del resfriado. Fuentes: ostras, cereales integrales, legumbres, hígado, levadura de cerveza, pipas de calabaza, té verde…

El cobre como oligoelemento, actúa como antivírico, antiinflamatorio y tiene sinergia con la vitamina C. Fuentes: crustáceos, algas, cereales integrales, legumbres, carnes magras…

El selenio es necesario para eliminar infecciones crónicas, cáncer y cualquier enfermedad degenerativa. Fuentes: carnes, pescado y marisco, cereales integrales, verduras, yema de huevo.

Las bifidobacterias fortalecen también la inmunidad (yogur, kéfir, picles y fermentados).

Como Fitonutrientes , contamos con: la equinácea, el regaliz, el propóleo, el sello de oro, el tomillo, el lapacho, la uña de gato, el aloe vera, la cúrcuma, el extracto de semilla de pomelo, el ajo, los hongos reishi, shitake y maitake, entre otros…

Un sistema inmune saludable:


Consta en adoptar un estilo de vida saludable a través de una higiene alimentaria nutricional (intestinal y hepática), la práctica de un ejercicio físico, controlar los niveles de estrés, descansar, respirar correctamente y dormir las horas adecuadas con un sueño de calidad.

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